miércoles, 18 de diciembre de 2013

LAS CONDENAS QUE LLEGARON UN AÑO DESPUÉS

El máximo tribunal provincial revocó la sentencia por la que en diciembre del año pasado fueron absueltos los trece acusados por la desaparición de Marita. “Era su obligación hacerlo”, dijo Susana Trimarco. Cristina Kirchner la llamó para felicitarla.

Micaela, la hija de Marita Verón, en un homenaje a su mamá, después del fallo escandaloso del año pasado.
Imagen: Adrián Perez

Un año y seis días después del fallo que absolvió a los trece acusados por la desaparición de Marita Verón, la Corte Suprema de Tucumán revocó la sentencia y consideró que hay pruebas “contundentes” para declarar culpables a diez de esos imputados, pero no para sostener lo mismo contra los dos restantes, los hermanos María Jesús y Víctor Angel Rivero, sobre quienes pesa “una sospecha, desprovista de la certeza necesaria”. En el caso de la decimotercera acusada, Lidia Irma Medina (“mamá Lili”), la acción penal se extinguió con su muerte, sucedida en febrero de este año. La resolución de la Corte, que revalora las palabras de las testigos-víctimas de la red de trata y esclavitud, dispone que un tribunal penal provincial estipule condenas para cada uno de los sentenciados, algo que podría suceder recién en 2014, una vez pasada la feria judicial y la audiencia estipulada por ley. Pasado el mediodía, cuando fue dado a conocer el fallo, Susana Trimarco, madre de Marita Verón, consideró que la resolución es “un paso importante”, aunque “dejaron dos delincuentes fuera”. “Yo no le voy a agradecer a la Justicia que haya hecho esto, porque es su obligación, darnos una respuesta a las madres y los padres que no tenemos a nuestros hijos.” Por la tarde, mientras hacía la valija para viajar a Buenos Aires por compromisos previos, Trimarco recibió el llamado telefónico de la presidenta Cristina Fernández. La mandataria la felicitó, le pidió que felicitara a sus abogados y dijo haberse alegrado con la noticia. Abogados de Trimarco adelantaron a este diario que podrían pedir la detención inmediata de los condenados, para evitar su fuga y garantizar la seguridad de la madre de Marita Verón y también de su hija ya adolescente, Micaela.

La decisión de los magistrados de la Corte Suprema provincial de Tucumán, Antonio Gandur, Antonio Daniel Estofán y Claudia Beatriz Sbdar, fue unánime. El fallo es fuertemente crítico de lo que el 11 de diciembre del año pasado resolvieron los jueces de la Sala II de la Cámara Penal, Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, a quienes la Corte adjudica haber valorado las pruebas “de un modo arbitrario, irrazonable y descontextualizado, exhibiendo una fundamentación meramente aparente” porque incurre en contradicciones lógicas. La sentencia absolutoria de 2012, señala la Corte, brilla por “la ausencia de una esencial perspectiva de género” al considerar las pruebas, que tampoco fueron evaluadas considerando el contexto de una red de trata de personas para explotación sexual cuya existencia la misma Sala II consideró acreditada. Para la Corte, Piedrabuena, Herrera Molina y Romero Lascano firmaron una sentencia que no busca vincular los indicios, las pruebas y los testimonios, sino que “por el contrario, segmenta y fracciona sus dichos (de los testigos) de modo de encontrar supuestas contradicciones a fin de restar valor a las declaraciones”. “Es evidente que la Cámara adoptó un mecanismo de valoración de la prueba que importó la selección de ciertos aspectos de las declaraciones testimoniales que, analizados aisladamente, condujeron a una solución con severos visos de arbitrariedad”, señaló la Corte.

A diferencia de lo que sostuvo la Cámara el año pasado, la Corte dio por “plenamente demostrado” que Marita desapareció el 3 de abril de 2002, que fue retenida y ocultada “en casas pertenecientes a Daniel Milhein y Andrés Alejandro González”. También “se probó la presencia contra su voluntad” en los prostíbulos El Desafío. Candy y Candilejas, de La Rioja, donde “fue retenida, ocultada y obligada a ejercer la prostitución en el marco de una organización dedicada a tales fines, sin poder determinar a ciencia cierta qué ocurrió luego con la hija de Susana Trimarco y Daniel Horacio Verón”.

A lo largo de 178 páginas, la Corte determinó que los indicios, pero sobre todo los testimonios de las mujeres que sobrevivieron a la red de trata y explotación sexual y lograron contarlo en el juicio del año pasado, son una prueba de peso “abrumador”. Por eso, el fallo señala que “no quedan dudas” de que los mellizos José “Chenga” y Gonzalo “Chenguita” Gómez, y Daniela Milhein y su entonces marido Alejandro Andrés González fueron coautores de “la retención y ocultamiento agravado (art. 142, inc. 1º, del Código Penal) para el ejercicio de la prostitución (art. 126 del C. Penal) en concurso ideal (art. 54 del C. Penal) en perjuicio de María de los Angeles Verón”. En cuanto a los restantes acusados, la Corte resolvió que Carlos Alberto Luna, Paola Gaitán, María Azucena Márquez, Juan Humberto Derobertis, Mariana Natalia Bustos y Domingo Pascual Andrada fueron partícipes necesarios para que el secuestro, la privación ilegítima de la libertad y la explotación sexual de Marita Verón fuera posible.

En el caso del ex policía Andrada, la Corte es doblemente lapidaria: no sólo señala que los jueces de la Cámara Penal cambiaron la acusación por la que era juzgado y no explicaron por qué lo absolvieron. Andrada había sido acusado de privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución, pero “la sentencia parece juzgar sólo si (...) trasladó a María de los Angeles Verón desde Tucumán a La Rioja, lo que constituye una alteración del marco fáctico de la acusación” y “afecta la validez” de la sentencia. Por otra parte, la Corte reparó particularmente en este acusado, por la gravedad de que se tratara de un policía y formara parte de la red dedicada a la trata de personas y explotación sexual. Está probado “en forma incontrastable” que, en esa red, el entonces policía Andrada “trabajaba como ‘empleado’/ informante de los dueños” de los prostíbulos y que “conocía de la búsqueda de la hija de Susana Trimarco”, por lo que “resulta evidente” que tuvo “un papel relevante en la retención y el ocultamiento” de Marita. El máximo tribunal reiteradamente señala que la trata “no puede desarrollarse sin la cooperación o complicidad de algún sector de la policía”.

Las únicas diferencias entre los votos de los jueces del máximo tribunal tucumano fueron los detalles a la hora de explicar las absoluciones de los hermanos Rivero, algo en lo que se explayó Estofán, y la conformación de un profuso compendio de antecedentes históricos, de jurisprudencia nacional e instrumentos internacionales a considerar en casos que involucran trata de personas y explotación sexual, en el voto de Sbdar. Las penas a los ahora condenados deberán ser impuestas por una Sala de la Cámara Penal tucumana, que podría ser designada al terminar la feria judicial de enero, porque entre esta semana y el 31 de diciembre restan sólo cinco días hábiles para los tribunales.

De los jueces que dictaron el fallo revocado por la Corte, sólo uno, Eduardo Antonio Romero Lascano, continúa en actividad y aguarda la resolución de la comisión de juicio político para enfrentar un posible jury de enjuiciamiento por la tramitación del debate oral en el caso Verón. Los otros dos, Piedrabuena y Herrera Molina, tras meses de pelea judicial con el Ejecutivo provincial, que se negaba a aceptar los alejamientos, lograron presentar sus renuncias para jubilarse.

FUENTE. PÁGINA 12 - Por Soledad Vallejos

domingo, 15 de diciembre de 2013

EL JUEZ QUE ABUSABA DE SUS NIETAS DESPUÉS DE IR A MISA


Los abusos se cometieron durante siete años en la casona del magistrado jubilado, en Vicente López. Fue condenado a ocho años de prisión, que cumple en esa misma casa, y ahora las tres víctimas reclaman una indemnización.


Una mansión de tres plantas sobre la calle Gaspar Campos, en Vicente López, fue el siniestro escenario de los reiterados abusos sexuales perpetrados por un ex camarista civil sobre tres de sus nietas, desde que eran niñas hasta su adolescencia. Cada domingo, cuando recibía a su numerosa familia para el tradicional almuerzo –después de haber ido todos a misa–, el abuelo, Félix Romeo de Igarzabal, aprovechaba para estar a solas con cada una de ellas, en alguna habitación, para abusarlas y envolverlas en un oscuro pacto de silencio. “Esto es un secreto entre nosotros dos hasta que me muera”, les decía cada vez que las abusaba. De lunes a viernes, hasta hacía algunos años ocupaba uno de los despachos de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, custodiado por un crucifijo. Ultracatólico, integrante de una conocida y acaudalada familia judicial de San Isidro, De Igarzabal fue condenado a ocho años de prisión por aquellos hechos que se prolongaron durante siete años y dejaron heridas todavía abiertas en las vidas y en las almas de sus nietas. Por su edad –tiene 92 años y ya está jubilado como magistrado– cumple la pena en la misma casa donde cometió los aberrantes delitos. La sentencia fue dictada por el Tribunal en lo Criminal N° 4 de San Isidro, en un juicio abreviado. Sus nietas reclaman ahora una indemnización por daño psicológico y moral, en una causa que tramita en el Juzgado Civil N° 1. Pero el abuelo se resiste a allanarles el camino con el argumento de que el delito prescribió. La demanda enfrentó a las nietas con el resto de su familia –uno de sus tíos es juez y otro secretario en el fuero civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires– porque temen perder parte de la herencia que esperan recibir cuando De Igarzabal se muera.

El caso refleja dos características del abuso sexual infantil: que en la mayoría de los casos los victimarios son personas del círculo íntimo de las víctimas, y que es un delito que atraviesa todos los sectores sociales, y ocurre también en “las mejores familias”. Y puede ser cometido por hombres supuestamente honorables para la sociedad, como un camarista del fuero civil.


De Igarzabal fue condenado –por unanimidad de los tres integrantes del tribunal– por los delitos de “abuso deshonesto agravado por el vínculo reiterado y abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo en concurso real entre sí”, por hechos cometidos entre los meses de mayo de 1999 y enero de 2006, contra las tres nietas. El veredicto fue dictado el 26 de septiembre de 2012 por los jueces Hernán San Martín, Osvaldo Rossi y Federico Ecke, pero recién trasciende ahora. “Cuando salió la condena yo sentí que rompí cadena. Hasta ese momento sentía que caminaba encadenada”, graficó una de las víctimas.

Las chicas ya son jóvenes y tienen actualmente 20, 24 y 26 años. Los abusos los sufrieron en la mansión de “Veco”, como le dicen en la familia al ex camarista, una casa de tres plantas, amplio jardín arbolado, pileta y dos quinchos, ubicada en Gaspar Campos 468, en la zona más residencial de Vicente López. Allí crecieron la madre de las tres víctimas y sus nueve hermanos. De Igarzabal y su esposa Lita tuvieron diez hijos. Y cada uno de ellos, entre seis y diez hijos. El dormitorio del abuelo y el sótano de la mansión fueron algunos de los sitios donde perpetró los abusos contra sus nietas, según contaron las jóvenes. A una de ellas se la llevaba siempre a su dormitorio, en el primer piso, después de cada almuerzo dominical, con la excusa de buscar caramelos para repartir entre los presentes. Era un ritual. La niña se resistía, porque sabía lo que vendría después: los abusos y la exigencia de silencio. Sus propios padres, y el resto de la gran familia que disfrutaba de la sobremesa, esperaban que fuera para recibir luego los dulces.

Un ángel

Las tres hermanas detestaban lo que les hacía “Veco”. Como suele pasarles a chicos y chicas que viven situaciones semejantes, se preguntaban si sería normal ese tipo de actitudes de parte de su abuelo. Dos de ellas recuerdan que se dieron cuenta de que estaban sufriendo abusos sexuales leyendo un artículo sobre el tema en el diario, ya adolescentes. Pero ninguna de las tres sabía que “Veco” tenía la misma conducta con las demás. El pacto de silencio que les imponía surtía efecto. Hasta que una de las tres, la menor, en su pubertad, un día estalló en llanto y contó sus sufrimientos a una de sus hermanas. Y así, poco a poco las tres fueron hablando, contando sobre aquellos horrores. El apoyo de amigas y de sus novios de la adolescencia –que les reafirmaban que lo que su abuelo les había hecho estaba mal–, las ayudó a pedir ayuda terapéutica para poder salir adelante, en un contexto familiar que prefirió acallar los abusos sexuales perpetrados por el patriarca de la familia.

Al enterarse, hasta la madre de las chicas –hija de “Veco”– y su padre les plantearon que tenían que perdonar a su abuelo. Recién en el último tiempo las han acompañando en su pelea judicial.

Con el tiempo, las tres hermanas se fueron dando cuenta de que los abusos incluso eran más extendidos: otras integrantes de la familia les fueron contando que también habían sufrido los mismos abusos. En lugar de cortar lazos con “Veco”, el resto de la familia eligió el camino del perdón por aquellos sucesos, el mismo camino que algunos tíos pretendieron que ellas siguieran. Y las mandaron a hablar con “curas” para sanar sus heridas. A pesar de la presión familiar, las tres hermanas decidieron denunciarlo en la Justicia, el terreno donde durante años De Igarzabal gozó de prestigio y autoridad. Cuentan que las impulsó un abogado, entrenador de su hermano menor de rugby del San Isidro Club (SIC), luego de enterarse por boca del padre de las chicas lo que “Veco”, es decir, su suegro, había hecho con sus hijas, cuando eran niñas y adolescentes. Ese abogado penalista, Eduardo “Coco” Oderigo, fue como un ángel salvador para las tres hermanas y puso en real dimensión la gravedad de lo que habían padecido.

La denuncia fue presentada en 2010, unos tres años después de que empezaran a sacar a la luz aquellos episodios tan dolorosos. Pero antes de hacerlo, el hermano mayor de las chicas –en total son ocho hermanos– invitó a sus tíos a una reunión, en un salón parroquial de una iglesia Don Bosco, en San Isidro, y les informó que llevarían el caso a la Justicia. La novedad generó mucho enojo en la familia y la dividió: algunos tíos buscaron que desistieran de su decisión de denunciarlo por temor a las consecuencias del escándalo que podría generar, si trascendía la presentación en los tribunales, tratándose de una reconocida familia judicial de San Isidro. Entre tíos y primos suman nueve abogados. El hijo mayor de “Veco”, Félix G. de Igarzabal es titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 85 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Exponente del pensamiento clerical y antiderechos, este magistrado a comienzos de marzo de 2010 anuló uno de los primeros matrimonios igualitarios realizados en la Ciudad, previo a la sanción de la ley, resolución que le costó una denuncia de parte de otra colega, la jueza porteña Elena Liberatori, ante el Consejo de la Magistratura porteño y de la Nación. Otro de los tíos de las chicas, Francisco, es secretario en el N° 106 del mismo fuero.




El cuarto mandamiento

Por aquellos días en que tomaron la decisión de denunciarlo, una de las hijas de Veco y madrina de una de las víctimas, le escribió a su ahijada. Del texto del correo electrónico se desprende el posicionamiento familiar frente a los hechos y que ella se había enterado también de que sus propios hijos podrían haber sido abusados por el abuelo, pero que lo perdonaban. “Tenés razón que has sufrido una aberración muy grande, lo reconocemos, sabemos que hizo una herida muy fuerte, pero cuidado que si tocamos mucho una herida, puede convertirse en una úlcera, algo más grande y feo. Reconocerla, saber que está, no esconderla, y luego,... adelante!! la vida sigue... con esa herida, sí, con esa herida”, le dijo la tía, a una de las tres hermanas, por entonces adolescente, que le había reprochado el silencio familiar frente a los abusos sexuales cometidos por “Veco”. El email sigue así: “Nunca escondimos nada ni hicimos pacto de silencio. La noticia nos cayó como baldazo de agua fría, increíble, yo tenía idolatrado a mi padre, me dolió mucho, pataleé, lloré, corrí a hablar con médicos y curas y de a poco, con mucha prudencia, fuimos hablando con nuestros hijos, respetando sus intimidades y ofreciéndoles todo nuestro apoyo y siempre hablando con la verdad, con mucho dolor y con mucho amor, mostrando que fuimos tan engañados como ellos”, dice la tía. Y agrega: “Y te sorprenderá que sigamos visitando a mis padres. Tengo muy claro el cuarto mandamiento, donde Dios nos pide honrar a padre y madre. No los voy a abandonar, menos en su vejez. La vida es así, con traumas y bendiciones. Yo recibí de ellos el don de la vida y la vida en la fe. Qué de contradicciones!!! Parece una locura, pero no los voy a abandonar, es lo que me tocó. Y recibí de ellos valores muy lindos”.

“Veco” pidió a las tres nietas que lo denunciaron que le tuvieran misericordia. Se los dijo en unas breves cartas que les escribió a mano alzada, fechadas el 1 de diciembre de 2010, cuando ya la causa penal estaba en curso. Una de las chicas quemó la carta que le mandó, como expresión de enojo hacia su abuelo. Las otras dos las guardaron y las presentaron en la investigación judicial. Las notas fueron sometidas a pericias caligráficas durante el juicio y se corroboró que era la letra del ex camarista. En esos textos, De Igarzabal no se hace cargo de su conducta. A una de las nietas le dijo: “Lamento haber permitido que pasara tanto tiempo sin darme cuenta que te había dañado. Recién ahora tomo conciencia y pido perdón. Apoya a tus padres, que te necesitan, y ten misericordia de mí”. A otra le dijo: “Te pido perdón por haberte lastimado. No tengo explicación ni justificación”.

Sordera

En los últimos años, el abuelo pagó la terapia psicológica de las nietas que abusó. Hasta que supo que le habían iniciado una demanda civil en la que le reclaman una indemnización por el “daño moral” y el “daño emergente” que les provocaron los abusos sexuales. Esa demanda generó una nueva reacción adversa de parte de la familia, preocupada por si les afectaría la tajada de herencia que esperaban recibir en el futuro. De Igarzabal, dicen sus nietas, es dueño de un campo de unas 300 hectáreas en la localidad bonaerense de San Pedro y una casa en Pinamar, además de la mansión de Gaspar Campos, entre otras propiedades. El expediente 161/2013 tramita en el Juzgado Civil N° 1 de San Isidro. El ex camarista, a través de su defensa, respondió que el delito estaba prescripto y por ende no les correspondía ninguna indemnización. Dos de las nietas, entonces, fueron a verlo a su casa para expresarle su enojo por los abusos y por su actitud frente a la demanda. Les abrió la puerta su abuela “Lita”. Y al conocer el motivo de la visita, les dijo que subieran. En la misma habitación donde tantas veces fueron abusadas, las dos jóvenes le dijeron a su abuelo lo que no pudieron decirle antes. El “se hizo el sordo”, contó una de ellas. “No me importaba su respuesta. Poder decir lo que yo tenía adentro fue una forma de sanación para mí”, describió la otra joven. Tienen todavía las heridas abiertas, aunque están en proceso de recuperación –dicen– después de sufrir tantos años los abusos sexuales de parte de su abuelo.

FUENTE. PÁGINA 12 -   Por Mariana Carbajal

viernes, 13 de diciembre de 2013

MUJERES PROTAGONISTAS EN NÁPOLES, ¿ QUE CLASE DE FUTURO?

Nápoles tiene un nuevo espacio dedicado a las mujeres, un lugar simbólico para la conservación y mejora de la memoria histórica del activismo de las mujeres en Nápoles y de instrumentos en el ámbito de la promoción y difusión de las estrategias en materia de igualdad de oportunidades (presentada Jueves, 05 de diciembre 2013, se puede acceder a http://donnedinapoli.coopdedalus.org ).







En una habitación llena de mujeres, la conferencia titulada "¿Qué clase de futuro? Mujeres protagonistas en Nápoles "era una oportunidad para presentar los resultados del proyecto, que se inició hace un año para iniciar un proceso de cambio cultural y aumentar el punto de vista femenino en todos los ámbitos de la vida social, cultural y política.

Contar la historia de la del movimiento feminista y las mujeres en Nápoles para crear espacios tanto materiales como simbólicos, no sólo de "transmisión" de la nueva subjetividad femenina, sino también de intercambio dialéctico entre aquellos que han experimentado los años más intensos del movimiento de las mujeres y las jóvenes generaciones.

Dar valor a la memoria. Derechos ¿Por considerado, hoy en día, descontados y comprados son en realidad el resultado de las luchas y logros, no muy lejano en el tiempo, que las mujeres han logrado llevar a cabo batallas colectivas. Los logros en términos formales, pero no sustanciales, porque de hecho todavía hay grandes desequilibrios entre los géneros.

Estos son los objetivos que han impulsado el proyecto "Casa de Diferencias Culturales", patrocinado por la Igualdad de Oportunidades de la ciudad de Nápoles y construidos por Dedalus, Estudio Erresse, EVA y Gesfor, en colaboración con el Estado de Investigación de la Mujer (POR Campania 2007/2013 Ob. F2 Op eje IV. Ob "capital humano" Ops 1.5).

El punto de partida fue la sistematización de los materiales presentes en el Centro de la Condición Jurídica y Estudios de la Mujer, de la historia y de las experiencias de las mujeres entrevistadas en la investigación, hasta la creación del sitio Donnedinapoli , de ahora en línea.

En vista de la intersección dinámica entre el pasado y el presente, ha habido un proceso de fortalecer el Centro de la Condición Jurídica y Estudios de la Mujer (Centro de la Mujer de la Ciudad de Nápoles), enriquecido por la historia y las experiencias de las mujeres que han participado y continuará promoviendo una proceso de cambio para las mujeres en el territorio napolitano.

De esta experiencia nació la idea para el sitio Donnedinapoli, para crear un espacio multimedia, accesible y utilizable por todos, para aprender y descubrir en detalle los pasos importantes que, a nivel nacional y local, han marcado la historia del activismo las mujeres y el feminismo en Nápoles.

Del 5 al 15 de diciembre 2013 , se exhibió en la exposición fotográfica Pan, es desde el archivo de Louise Day "El movimiento feminista de los años 70 hasta hoy."

Para más información: 
Giuliana Cooperativa Social Teléfono 081 7877333 - 081 19571368

FUENTE: IL PAESE DELLE  DONNE

Hablemos Alguito con la feminista mexicana Marcela Lagarde

PEDESTARÍA: UN SILENCIO QUE DESTRUYE ALMAS

En República Dominicana ha habido un fenómeno de confabulación, porque la iglesia sabía de los casos", Alberto Athié Gallo, ex sacerdote mexicano.



La Colectiva Mujer y Salud, el Proyecto Ciudadanía Activa de las Mujeres, Católicas por el Derecho a Decidir y esta Asociación de Periodistas con Perspectiva de Género convocó a un conversatorio titulado Pederastia en la Iglesia Católica, Justicia y Derechos Humanos.

“El problema de la pederastia es un fenómeno mundial y estamos ahora mismo en una coyuntura histórica muy importante”, afirmó el exsacerdote Alberto Athié Gallo, durante el encuentro sostenido en la mañana de este jueves 30 de octubre con comunicadores y periodistas, organizado por la Asociación Dominicana de Periodistas con Perspectiva de Género, Colectiva Mujer y Salud y la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho.

También hicieron posible este intercambio el Centro de Investigación para la Acción Femenina y el Observatorio Ciudadanía Activa de las Mujeres, en cuyo contenido se debatió sobre ‘‘Pederastia en la Iglesia Católica: Lo que no se ha contado y su manejo en los medios de comunicación”, todo lo cual generó un diálogo interactivo que evidenció la magnitud de los hechos y sus disímiles impactos.

A la intervención de Alberto Athié , doctor en Filosofía de la Universidad Santo Tomás de Roma, siguieron Fernando Manuel González, investigador titular de la Universidad Nacional de México (UNAM), y José Barba-Martín, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), todos ellos dedicados a indagar y por más de 15 años acerca de este delito y la responsabilidad de la Iglesia Católica, que “protege a los culpables para evitar escándalos. Los trasladan de un sitio a otro y los mantienen en sus cargos, aun siendo un peligro para losmenores y sus familiares, en cualquier lugar que se encuentren”, señalaron.

Los expositores agradecieron el papel de los medios de comunicación, y subrayaron la manera en que los y las periodistas han expuesto estos delitos y destapado la realidad de los hechos: “El exnuncio apostólico Józef Wesolowski, acusado en República Dominicana de pederastia, habría salido del país, luego de que se conociera su abuso a varios niños, con documentos falsos y la complicidad de la iglesia y la justicia, entidades que de hecho conocían sus andanzas”, afirmaron. 

Según las conclusiones de estos investigadores, el número de abusos a niños y niñas verificados en el mundo asciende a más de cien mil: “Es una tragedia histórica, que no puede minimizarse por parte de la familia y la sociedad, ni acomodar la realidad, para eximir a los verdaderos culpables de pederastia”, expuso González. 





Para José Barba, lo que más afecta es que el Vaticano posee su propio código y plantea soluciones en sus predios, donde los clérigos están favorecidos por su impunidad: “Ese encubrimiento es el mayor problema, porque la iglesia del silencio es la que pone mordazas e impone el predominio de su derecho canónico, lo cual interfiere la aclaración de los casos de abusos”.

Concluyó con el concepto de que “debía integrarse un estado laico bien intencionado, ciudadanos todos, no por la globalización, sino por un Estado del Derecho, al cual la Iglesia debe adaptarse”.

fuente: A Primera Plana . (República Dominicana)

100.000 mujeres invisibles - ACAI



FUENTE: NURIA VARELA

martes, 10 de diciembre de 2013

EMPODERARSE EN EL BARRIO EN CLAVE DE EDUCACIÓN POPULAR

¿Cómo se apropia la educación popular del enfoque de derechos? ¿Cómo interpela esta perspectiva a las diversas personas que participan en organizaciones sociales relacionadas con otro modo de pensar los procesos educativos? Estas son algunas de las preguntas disparadoras con las que comenzamos a pensar cómo hacen política hoy las jóvenes mujeres en la zona Reconquista del conurbano bonaerense, para poder delinear las actividades que dan forma a la práctica y trascienden aquella retórica que queda en la academia y en el papel.




Después de la última dictadura militar, de los ‘90 y el neoliberalismo característico de la época, surge en nuestra región un nuevo paradigma: otro modo de ser joven, una educación diferente y prácticas en general innovadoras en las formas de hacer política y de organizarse. A su vez, comienza a hacerse escuchar el enfoque de derechos que propone la realización de éstos, en lugar de la satisfacción de necesidades básicas, con prácticas centrales que apuntan a la participación y al empoderamiento de todas y todos.

En este contexto, hoy la educación popular crea espacios en los barrios, en los que se suceden debates, reflexiones y construcciones de saberes que apelan a rever roles, estructuras e instituciones. La perspectiva de género, al complejizar la reflexión acerca de prácticas y conocimiento y al hablar de desigualdad, permite discutir también todas las relaciones de poder.

Graciela Morgade -doctora en Educación y profesora adjunta del Seminario Educación, género y sexualidades de la Carrera de la Educación de la dest1chaherUniversidad de Buenos Aires- explica al respecto: “Las formas tradicionales de pensar al poder en general lo colocaron en un registro violento, real o fantaseado, alguien tiene poder cuando puede sacarnos algo que queremos, hacernos hacer algo que no decidimos hacer, etc. Es una manera de pensar al poder que tiene raíces muy profundas. Tradicionalmente también, la autoridad fue pensada como un reconocimiento, pero también como apoyada en la distancia y la diferencia jerárquica. Los feminismos han venido pensando el poder desde otro lugar: el lugar del colectivo, en el cual las diferencias no se profundizan con la distancia sino con la conexión entre iguales con responsabilidades o trayectorias distintas”. Educación popular y enfoque de género tienen este punto común: desarmar binarismos, y tensionarlos, para generar nuevas herramientas en este nuevo paradigma; y también, destacando el último planteo de Morgade, proponiendo el lugar del colectivo. Tensionar, por supuesto, suele generar respuestas y reacciones que no tardan en aparecer sobre la superficie.





La realidad cotidiana en el territorio en el que estas experiencias se inscriben se cuela en todos los intersticios. La voz de las y los protagonistas es la que permitirá visibilizar experiencias y profundizar análisis, con el fin de dilucidar nuevas formas de militancia social que se apropian de la perspectiva de género y que generan continuamente herramientas y contenidos para la transformación de la realidad en la que se insertan.

Esas voces son hoy las de las jóvenes mujeres que participan cotidianamente en los Bachilleratos Populares La Esperanza y Cobijo Urbano, ubicados en el Barrio Libertador del partido de General San Martín, en el conurbano bonaerense, en las afueras de la Ciudad de Buenos Aires. Un territorio caracterizado por asentamientos surgidos en los ‘90 alrededor de un barrio obrero que ya existía décadas antes, con mayoría de inmigrantes y, por sobre todas las cosas, un barrio de casi cien mil habitantes donde sólo se va a dormir, porque todo debe hacerse afuera, en la parte céntrica del distrito, ante la falta de escuelas, fábricas, hospitales, etc.

En busca de una definición perdida

La política fue silencio en los últimos ´70 y ´80, y una mala palabra en los ’90 en Argentina. Hoy hay muchos modos de hacer política, pero aún cuesta definirla a partir del consenso.

“Para mí la política es algo necesario para nuestra libertad, la mayor arma que tenemos para hacer valer nuestros derechos”, precisa Érica, de 27 años, estudiante del último año del Bachillerato La Esperanza. Sin embargo, aunque ella no presenta dudas para explicar el término, acepta que no es “algo bien visto” en general, “acá en el barrio [los políticos] aparecían solo con promesas y no cumplían nada”. Ante esta diferencia en la representación de la política en el territorio, aclara: “Mi forma de entender la política cambió desde que participo en una organización social como el Bachi” (así se le dice al Bachillerato Popular, como una forma de apropiación del espacio).



Dana, profe del “Bachi”, a punto de recibirse de trabajadora social con 25 años, agrega: “Yo fui a un colegio religioso, pero sabía que no me interesaba la caridad sino la transformación de la realidad por medio de la promoción de derechos. Cuando empezás a meterte te das cuenta que se necesitan recursos, y que la política pasa a ser una herramienta que permite prácticas emancipadoras. Por eso me sumé al Bachillerato Popular, para trabajar en el territorio, y ahí te encontrás con muchas opiniones diversas sobre qué es la política. Es cierto que el paradigma cambió, sin embargo esto no se da de un momento a otro, por eso yo creo que estamos en un tiempo en el que conviven dos paradigmas diferentes: las prácticas del paradigma anterior todavía son muy recurrentes en las instituciones y entre los profesionales, y obviamente también pasa esto en las opiniones de las diferentes personas. Recién ahora empieza a hacerse más popular la idea de que hay militancia social, no partidaria, por ejemplo”.

Muchas personas modifican su mirada con respecto a la política a partir de la participación. En la práctica se da casi en todos los casos, en algunos dest3chaherhasta es inconsciente: afirman que la política no les importa pero están trabajando en autogestión, en talleres barriales, “y ahí te das cuenta que hubo un cambio que todavía esa persona no puede expresar por medio de palabras”, suma Dana. Ante la pregunta ¿qué actividades realizan en el bachillerato?, Sole, estudiante de La Esperanza, comenzó a hablar de su curso de alfabetizadora, y de que encontró un espacio donde escribir y mostrar todo lo que tenía para decir. Inmediatamente, ella y sus compañeras, entusiasmadas, empezaron a contar cómo se participa de la construcción del espacio: “Tenemos que levantar paredes, poner ventanas, colocar vidrios, hacer la electricidad… cada persona pone sus conocimientos y saberes y todos y todas vamos haciendo y levantando la escuela, los viernes por la noche, los sábados, y en vacaciones”. En este espacio pareciera no existir la división sexual del trabajo:  “A veces se cree que las mujeres tenemos que cebar mate o hacer tortas fritas mientras los hombres trabajan, pero acá nada que ver… se trabaja en conjunto, nosotras sabemos de electricidad, y de muchas otras cosas, y trabajamos todos juntos”. Porque autogestión no significa sólo realizar un festival, una rifa, un campeonato de truco, sino construir los espacios, con donaciones, con lo que hay en casa y con el compromiso y el sentido de pertenencia. A su vez, se profundizan los vínculos con otros actores del barrio, como las cooperativas, que participan también en la construcción, con materiales o con fuerza de trabajo.

Incluso, la gran mayoría tiene experiencias de participación en diferentes iglesias (principalmente la evangelista, pero también Testigos de Jehová y cultos africanos; la iglesia católica tiene una representación menor en el barrio); es común que sean, por ejemplo, “las mujeres de la iglesia” las que primero se suman a todo tipo de actividades de participación, sin comprender que están haciendo militancia, justamente porque cuesta ver el objetivo colectivo y por delante de éste se interpone la caridad.

Daiana, de 22 años, profesora del Bachi y vecina del barrio, aporta: “Creo que la gente en su totalidad siente que la política se divide en el gobierno de turno, el cual maneja una realidad, y la oposición, con su verdad. Entonces las personas se manejan de manera conformista ante la realidad que vive cada una, diciendo ‘podemos estar peor’”.

A partir de la idea de “conformismo” surge la práctica concreta, y todas coinciden en plantearla como una lucha permanente ante políticas públicas ausentes, en pos de la toma de conciencia de que somos todos y todas protagonistas, que merecemos que nos escuchen, que portamos y construimos cultura.

Aunque la educación popular parezca hasta aquí uno de los modos de enfrentar algunas problemáticas tan típicas del hoy (la necesidad de visibilizar las voces, de comprometerse y participar en el barrio), obviamente se enfrenta con diversos obstáculos: la ausencia en el hogar y la ruptura de la lógica privado – público (porque se abandona el primer espacio y se empieza a tomar el segundo, a partir además de la apropiación del “Bachi” como “un lugar personal”), y la violencia en sus múltiples representaciones, sumándose todas las complicaciones burocráticas y la falta de recursos.

Desde este tipo de organizaciones se propone, por ejemplo, la alianza con las familias (buscar a padres, maridos, madres, hijos e hijas) y entablar vínculos, generar actividades de socialización, invitar a eventos, etc; sin embargo muchas veces las propias mujeres no aceptan esta integración porque “el Bachi” o la organización es SU lugar. No hay recetas para sortear conflictos, y por eso se hace camino al andar, aunque sin perder de vista el debate colectivo que delinea la práctica.

Mujer, estudiante y militante

No hay nada que se destaque más a la hora de pensar el enfoque de género en la educación popular que la mayoría de participantes mujeres. ¿Por qué son las mujeres las que deciden terminar sus estudios secundarios y por qué los varones son la minoría en estos casos? Ellas en general plantean que los tuvieron que postergar ante la maternidad, y que necesitan el título por el tipo de trabajo que quieren tener el día de mañana. Muchas asisten a clase si pueden hacerlo con los chicos. Algunas se sinceran y comentan que necesitan salir de la casa, porque tienen inquietudes y curiosidad de relacionarse más con el “afuera”, pero que sigue siendo “dentro del barrio” en este caso.

Daiana, después de pensarlo un poco, propone: “Hay más mujeres en los espacios educativos para adultos porque los hombres son obreros que salen desde sus casas muy temprano y pegan la vuelta cuando está por acabar el día. De esta manera, los hombres principalmente quedan al margen de la educación, no pueden elegir, tienen horarios rotativos, están siendo oprimidos por este sistema capitalista donde el poder dominante es cada vez más notable y no te deja pensar, ya que cada trabajador piensa sólo en poder llegar a fin de mes a duras penas para cubrir algunas de las necesidades básicas que se presentan”. En esta observación surge un problema: se trabaja para que seamos y nos entendamos como sujetos y “sujetas” de derechos, y no para satisfacer necesidades básicas, pero cuando éstas aun no están cubiertas, el camino se hace más largo y complejo.

Con respecto a las mujeres jóvenes y sus problemáticas, Daiana comenta: “Problemáticas de género vi muchas, y de maneras diferentes, desde un grito hasta casi el límite extremo. La comunidad del barrio adhiere a la sociedad patriarcal de siglos, donde la mujer solo puede quedarse en casa, ser la mejor chef y cuidar a sus hijos. Simplemente, como hay muchas mujeres que por miedo a represalias no dicen nada, hay otras que se revelan y hacen lo que realmente quieren. Creo que este cambio rotundo que se necesita para combatir estas problemáticas, en primer lugar se va a lograr con asesoramiento, vínculos, maneras de ayudar a quien lo necesite y de esta forma concientizar que la lucha de género se gana y es posible. La educación popular puede ser útil con el solo hecho de ser disparadora de ideas relacionadas a estas problemáticas, desde un taller hasta generar debates donde se puedan desnaturalizar relaciones de violencia”.

Silvia, estudiante y vecina de un barrio un poco más alejado, que llega al espacio educativo en bicicleta con sus hijos e hijas (la mayoría de las mujeres vienen con su prole y sólo de esta manera pueden asistir a clases y a las actividades), ya tomó una decisión: “Volví a empezar de cero, soy madre soltera, salí de una situación muy dura, de una prisión, donde fui golpeada, humillada y rebajada a la nada misma… un marido golpeador. Hoy puedo hablar y escribir y pensar y sentir que soy alguien más. Hoy me está costando mucho pero ellos (los compañeros y compañeras del bachillerato) no nos dejan de buscar y nos dan esas fuerzas y esas ganas para seguir en la lucha, y yo por mis hijos vuelvo al jardín si fuera necesario para que no se sientan solos nunca más y para evitarles tantas cosas que no tendrían que haber pasado por el error de los grandes”.

Es importante que salgamos del lugar de la culpabilización individual, para pensar en problemáticas sociales, consecuencia de condiciones planificadas, que perduran y se enquistan en democracia cuando el Estado se ausenta o sólo responde burocráticamente, y reproducidas por una sociedad que suele –y muchas veces prefiere y elige– ver sólo un recorte de la realidad. Morgade comenta al respecto: “Esta cuestión excede, y en mucho, a la cuestión de género. Se trata de construir una mirada sobre los procesos cotidianos que recupere la contextualización social, política y cultural de las prácticas.  La construcción social del cuerpo se comprende cuando se comprende también que aun en nuestras prácticas más íntimas están presentes los mensajes que nos dieron nuestras familias, nuestra escuela, nuestro medio”. 

Se vuelve una necesidad trabajar y reflexionar sobre  prácticas y experiencias que se relacionan también con la incidencia que practican diariamente organizaciones sociales y la sociedad civil. La participación y el empoderamiento sólo se afianzarán cuando se trabaje en las políticas públicas en conjunto con quienes hacen el territorio y lo habitan: si el paradigma cambió, es necesario entender de qué modo, qué rol cumplió y están cumpliendo las instituciones, cuáles son las inquietudes reales de esas mujeres que se acercan a los espacios educativos, qué tipos de procesos de participación y organización transitan. Y qué obstáculos atraviesan mujeres y varones, que dan cuenta muchas veces de la distancia entre leyes, discurso y realidad.

Este artículo es parte del proyecto Relatos sobre jóvenes, realizado por la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert. 

FUENTE: COMUNICAR IGUALDAD - Por Alejandra Chaher

LAS MUJERES TIENEN QUE SER DUEÑAS DE SUS TIERRAS Y SUS VIDAS

Madrid,España.- Para Aua Keita –Guinea Bissau-, la labor fundamental está en lograr un cambio de mentalidades: de las mujeres, de los hombres, de las autoridades. Para ello, la pedagogía del ejemplo y el conocimiento son irremplazables. Y es que trabajar el género y la igualdad es un proceso.


Esta mujer de 42 años estuvo en España hace unos días para hablar de lo que significa ser feminista en África, en unos encuentros organizados por la ONG Alianza por la Solidaridad. Para ilustrar su enfoque explica que en Guinea Bissau sí existe una ley que prohíbe la mutilación genital femenina, pero, según asegura, muchas mujeres la siguen practicando a sus hijas a escondidas. Para cambiar la situación se necesita llegar al “sustrato” mediante una comunicación permanente con las mujeres y a través de la dotación de “educación, salud, medios y empoderamiento”.

"Las mujeres no tienen derecho a la propiedad, no pueden ser herederas y, por lo tanto, no pueden ser independientes", explica Ketia. Ella, con un padre y una madre que participaron en la lucha de liberación nacional de guinea en 1963, fue perceptora de una beca del Gobierno de Cuba para hijos e hijas de excombatientes. Residió durante cinco años en la isla y se licenció en Ingeniería Agrícola. "Regresé con todos mis conocimientos a Guinea para ayudar a las mujeres que cultivan el arroz, que son muchas más que los hombres y trabajan todo el día ", comparte.

Como responsable de género en la asociación APRODEL, Keita ha logrado que algunos grupos de mujeres de la región de Bafata se conviertan en las propietarias de las tierras, a modo de cooperativa. Su próximo objetivo es conseguir que las mujeres sean propietarias en solitario.

“El enfoque de género es transversal en todo el proyecto que desarrollamos, que está dividido en tres componentes: ordenamiento del territorio, seguridad alimentaria y energías y medio ambiente. La perspectiva de género está ahí para vigilar la participación de las mujeres, para que estén presentes en todas las estructuras. Sobre todo para una justa legalización de los terrenos, ya que las mujeres son las que más trabajan pero no tienen derecho a la propiedad”.

Empoderamiento y participación

La feminista destaca la importancia de “pequeños gestos y recursos” que contribuyen a cambiar una situación en la que las mujeres siguen cargando con todo el trabajo y no tienen derecho a la educación, por ejemplo. Dotar de herramientas agrícolas como el moledor automático o de cocinas de gas en las casas –que evita que haya que caminar horas para cargar leña- genera tiempo a las mujeres para ir a la escuela, o para descansar o para conversar. Esto es fundamental. De este modo “se sienten empoderadas” y acceden a la información, al conocimiento de sus derechos y a la participación.





“Las mujeres muchas veces, al no estar informadas no participan. Pero con información, con conocimiento de sus derechos, hablan, exponen sus problemas, se implican en la elaboración de soluciones”. Y algo muy importante: aprenden que no necesitan a un hombre para sobrevivir.

En muchas ocasiones, comprender la carga de significado que tiene ser feminista en África, y especialmente en zonas rurales, se hace difícil desde una mirada occidental. El riesgo de rebelarse contra tradiciones culturales y trazar el camino de la igualdad es enorme. Aua Keita explica que estas tradiciones siguen "mandando" y que existen muchas leyes, muchas políticas, pero falta la aplicación.

por ello, la organización que lidera trabaja también con hombres que muestran sensibilidad con los temas del género, para que sean ellos quienes hablen y sean ejemplo para otros hombres más conservadores. Invitan a los médicos para que expliquen a las propias mujeres las consecuencias de la Mutilación Genital Femenina. Y difunden todo lo que pueda ser un ejemplo en la lucha: por ejemplo, que el Gobierno cerró una clínica en la que se practicaba la ablación. Son modos de afrontar ese “cambio de mentalidades”.

“Hay emigrantes que llaman y piden que se deje a las mujeres participar en la vida comunitaria, porque saben que eso es bueno. Saben que las mujeres llevan los beneficios de la tierra a la casa, mientras que los hombres se quedan con el dinero de la venta del grano, para ellos y para ir a buscar otras mujeres”, explica Aua Keita riendo.

FUENTE Y FOTO: AmecoPress

domingo, 20 de octubre de 2013

LA VIOLENCIA DE GÉNERO ES EL RESULTADO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL DE LAS MUJERES

"Es necesario reorganizar la sociedad de manera que se garanticen los derechos de la mujer a tener una vida digna, a ser ciudadanas de primera"





Oviedo, Pilar RUBIERA Sandra Dema Moreno, profesora de Sociología de la Universidad de Oviedo, es coordinadora, junto a Capitolina Díaz Martínez, actualmente profesora en la Universidad de Valencia, de "Sociología y género", una puesta al día de los grandes temas de esta materia desde la perspectiva de género. Es el primer manual de estas características que se publica en castellano y cuenta con la colaboración de 21 especialistas de España, Latinoamérica y Estados Unidos, entre ellos Saskia Sassen, premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales. Familia, trabajo, educación, vida económica, violencia de género son algunos de los aspectos que se abordan en una obra que, según la profesora Dema Moreno, obligará a dar una nueva visión de las ciencias sociales.

-Es el primer volumen de estas características en España, y eso debe causar una gran satisfacción.

-Es un tipo de libro muy frecuente en el mundo anglosajón, pero en castellano no lo había. Hemos querido hacer un análisis de las sociedades contemporáneas desde la perspectiva de género y en qué medida ello influye en la ciencia. Es un manual dirigido al alumnado que compila las cuestiones más importantes de este saber. Con la suerte de que, entre las investigadoras que han colaborado, está Saskia Sassen. El libro salió publicado dos días antes de que le dieran el premio y para nosotras fue una doble alegría, algo emocionante.

-Empecemos aclarando conceptos. ¿Identidad de género es equivalente a sexo?

-En sociología, se habla de estudios de género, estudios de las mujeres o, últimamente, estudios feministas. El sexo es una variable de análisis y cuando surgió ese concepto se incorporó de manera previa a los estudios sociales porque, evidentemente, la sociedad está conformada por varones y mujeres, y el sexo es un elemento conformador de la sociedad. Pero el género va más allá, lo que nos plantea es que efectivamente tenemos una diferencia biológica, pero sobre esa diferencia biológica se construye una diferencia social. Eso es lo que llamamos género.

-Y en esa diferenciación social, la mujer suele ocupar un estatus inferior.

-Efectivamente, por eso muchos estudios plantean también que son feministas, con la idea de que nos permitan ver no sólo la desigualdad, sino cómo transformar esa realidad. Es decir, que tendrían un componente político por decirlo de algún modo. No obstante, esa visión del sexo como algo biológico y el género como algo socialmente construido está siendo superada por visiones más integrales que entienden que el sexo y el género forman parte de un mismo sistema.

-¿Qué perspectiva prefiere usted para el análisis?

-Cuando se habla de perspectiva feminista, en realidad tendría que hablarse de perspectivas, en plural, porque nunca hay un feminismo, no hay una única manera de entender dónde está el origen de esa subordinación, ni por dónde debería ir la manera de subvertir esa situación. Para unas, es desigualdad; para otras, es dominación; unas entienden que la desigualdad tiene que ver con lo formal, es decir, con las leyes. Otros planteamientos ponen más el acento en cuestiones de tipo estructuralista o marxista, plantean, por ejemplo, que la división sexual en el trabajo es central en la subordinación de las mujeres; en fin, hay otros feminismos más posmodernos. Los feminismos van evolucionando a medida que evolucionan los estudios sociales.

-Decir perspectiva de género o feminista queda un poco cojo.

-Habría que decir perspectivas feministas. Me cuesta adscribirme a una corriente única porque la sociedad actual es muy compleja, hay diferentes elementos que a mí me resultan muy útiles para poder entender esa complejidad, y parece que si sólo me dedicara a una perspectiva que pusiera de manifiesto las desigualdades y las desigualdades de tipo estructurales, me quedaría corta. La acción de los individuos también es importante. Luego hay toda una serie de planteamientos posmodernos, a los que soy un poco ajena, pero que también me parecen interesantes. Por ejemplo, ahora mismo hay una cosa que me parece central en los análisis sociales y es que ya no podemos hablar solamente de incorporar la categoría género, de la misma manera que en el pasado incorporábamos mayoritariamente la categoría clase social. Está claro que si yo quiero analizar el trabajo tengo que incorporar clase social, pero también género, seguramente raza, identidad sexual. Y las migraciones, ahora mismo, me abren un abanico para entender este carácter global que Saskia Sassen suma a los análisis. Me parece fundamental.

-¿Por qué es tan importante cuidar el lenguaje?

-El lenguaje construye una sociedad, no sólo es su reflejo, nos construye como individuos. La cultura la transmitimos a partir del lenguaje, es un elemento central. Para algunos autores es lo que nos hace humanos. Si tenemos un lenguaje sexista, vamos a tener una sociedad sexista.

-¿Dígame tres o cuatro conquistas imprescindibles para tener una sociedad más justa desde el punto de vista de género?

-Tenemos que acabar con la desigualdad de género y eso nos lleva a algo que es la enseña del feminismo, y es colocar a las personas en el centro de la sociedad. En nuestra sociedad, los que ocupan ahora ese lugar son el mercado y el capital. Los objetivos tienen que ver con las reivindicaciones del feminismo y puesto que los planteamientos son muy diversos, las reivindicaciones también lo son, pero, básicamente, en lo que coincide la mayoría de ellos es en subvertir la situación de desigualdad de las mujeres y para ello es necesario reorganizar la sociedad de manera que se garanticen los derechos de las mujeres a tener una vida digna. Entre esos derechos estarían el derecho a decidir, a ser ciudadanas de primera, los derechos económicos y sociales, el reparto equilibrado del tiempo del trabajo, entendido como empleo, pero también como trabajo doméstico y de cuidados, de la renta y el derecho a vivir una vida sin violencia. Son sólo algunos de los más importantes. Habría que abogar por un reparto del tiempo, del trabajo y de la renta de forma igualitaria.

-Pese a los avances y las leyes de discriminación positiva, el techo de cristal no se rompe.

-El hecho de que el techo de cristal aparezca en todo tipo de organizaciones no es más que el reflejo de las desigualdades de género existentes en la sociedad. Al haber alcanzado en muchos países una paridad educativa, creímos que las mujeres se moverían rápidamente en la escala profesional. Pero estamos viendo que no es así y que no sólo es una cuestión de tiempo. La participación de las mujeres en los puestos de dirección es muy inferior a su proporción social, pero cada vez las discriminaciones son menos directas y más sutiles, menos visibles.

-¿Hasta qué punto es la propia mujer la que rechaza esa escala profesional?

-Entre las y los investigadores se entiende que las razones que explican esa desigualdad están más bien en factores de tipo social y de tipo organizativo que de tipo individual. Por ejemplo, trabajar muchas horas suele verse como expresión de compromiso con la empresa. Las reuniones importantes son a cualquier hora y a veces se exige o se valora que las personas socialicen después del trabajo como una manera de avanzar profesionalmente, lo que choca con las responsabilidades familiares, que, como decía antes, no están repartidas de forma equilibrada. Además, uno de los estereotipos frecuentes por los que no se contrata a mujeres para altos cargos, sobre todo para los que requieren desplazamientos, es que se las considera sinónimo de madre. Por otro lado, las mujeres suelen estar excluidas de las redes de poder y no se piensa en ellas para puestos de responsabilidad. Las organizaciones se rigen por normas de funcionamiento sutiles, lo que se espera que hagas, aunque no te lo digan. Las actividades y relaciones informales son muy importantes. Hay que salir a tomar algo, a cenar, a tomar el café, para enterarte de determinada información o para que te apoyen a la hora de promocionar, que no te despidan, que apoyen tus decisiones...

-Las mujeres trabajan más, cobran menos y cada día ven más complicado convertirse en madres.

-Las mujeres trabajan dos horas y media más que los hombres y cobran menos, es una gran desigualdad y estamos haciendo una sociedad tremendamente injusta. Con la crisis, además, han aumentado los cuidados, a los niños, a los mayores. Las jóvenes no pueden acceder a un trabajo digno y deben retrasar la maternidad. Hacemos lo que podemos. Lo inteligente de verdad sería abordar el problema que hay de fondo.

-Incluso en los países que practican políticas de igualdad y que son modelos a seguir, como los nórdicos, la violencia de género es muy alta. ¿Cómo abordar este problema?





-La violencia de género es el resultado de la desigualdad social de las mujeres, la respuesta extrema de unos individuos y la consecuencia de esa desigualdad. Es un problema planetario que hemos tenido a lo largo de la historia de la humanidad y uno de los más difíciles de solucionar. La educación y la socialización de género son elementos centrales, pero ése es un planteamiento a largo plazo. A corto, hay que atender a las víctimas y prevenir. Puede, como dicen algunas autoras, que estemos viendo el espacio de reacción contra las mujeres en el momento en que están adquiriendo mayor autonomía y poder.

FUENTE. LA NUEVA ESPAÑA

jueves, 17 de octubre de 2013

" EL ÚTERO COMO NEGOCIO"

título original: " la vergüenza de ser mujer"

Amparo Ariño Verdú, profesora de Filosofía de la Universidad de Valencia (especialista en Sartre y Simone de Bevoir) y sabia en otros muchos temas, ha tenido la generosidad de enviar este escrito que comparto por lo interesante que es.




«El  útero como negocio» , el artículo firmado por Rocío Ovalle  publicado en el número 9 de La Marea,  denuncia el gran negocio que resultan ser para la sanidad privada en India, las extirpaciones de útero generalizadas, indiscriminadas e innecesarias realizadas a mujeres indias de las clases más desfavorecidas. La escandalosa media de edad de las pacientes-víctimas es de 28 años. La aparente excusa es evitarles un hipotético cáncer ginecológico en un momento indeterminado del futuro de sus vidas. Además de esconder las consecuencias de esta operación a mujeres sin información, analfabetas muchas veces, se aprovecha la discriminación y exclusión social que en esa cultura, pero no sólo en ella,  produce la menstruación,  (recuerdese que en la España rural de los años 50 se pensaba que la cercanía de una mujer menstruante podía estropear una salsa, agriar el vino, marchitar las plantas etc, y aún en nuestros días y en nuestras pantallas están presentes los anuncios de compresas que eliminan el funesto y avergonzante  maldito «olor» ) exclusión que se obviaría con la desaparición del ciclo femenino.
Hay un par de cuestiones que me gustaría subrayar al respecto de la lacerante realidad que denuncia el artículo.

El cuerpo de las mujeres medicalizado.

 En primer lugar 

1 -el hecho universal de la medicalización innecesaria del cuerpo de la mujer tanto en la menstruación, como en el embarazo, el parto y el climaterio, que son los momentos clave de su desarrollo biológico. Medicalización ya denunciada por teóricas del feminismo y filósofas  tan reconocidas como Simone de Beauvoir o, en nuestros días, Germaine Greer.
2 - Las cesareas innecesarias, la forzada postura de la parturienta en el «potro» ginecológico, para facilitar la comodidad del médico y no el trabajo de la parturienta, a la que ayudaría la postura sedente.
3 - El ancestral desprecio, minusvaloración de la corporeidad femenina que tantas muertes por septicemia provocaba durante el puerperio, desde que los partos se hospitalizaron, al no cuidar los médicos su propia higiene, manos que pasaban directamente de manejar cadáveres al vientre que alumbraba y sangraba.
4 - La consideración del climaterio como una enfermedad, que hacía , hasta antes de ayer, del tratamiento de reposición o sustitución hormonal casi una obligación moral para las mujeres que quisieran estar al día, acordes con los tiempos y mantenerse siempre jóvenes (otra obligación, por cierto para las féminas), manteniendo una actividad forzada y artificial de los ovarios. 
Hasta que se han hecho tan patentes los peligrosos efectos secundarios que comportaba, desde varios tipos de cáncer a un significativo aumento del riesgo de sufrir un infarto, que no se ha podido seguir ocultandolas  o argumentar que eran menos las posibles consecuencias negativas  frente a la inmensa ventaja de la prolongación de la juventud de la mujer. Ventaja de la disfrutaban sus parejas, sin tener que pagar con su propia salud, por cierto.

En segundo lugar, el hecho de que esta medicalización, promovida por parte de  muchos profesionales de la medicina presionados por la poderosa industria farmaceútica, y aceptada acríticamente por la sociedad en general, se apoya en una concepción de la mujer que subyace al prejuicio de que el cuerpo de la mujer es, respecto al del hombre, sucio, defectuoso, enfermizo, débil, inferior en suma.
Las tres religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islamismo   han utilizado, reforzado, difundido y convertido en dogma, el insidioso prejuicio  que se desliza ya  en el pensamiento de Aristóteles (s. IV antes de nuestra era) . Según este filósofo la mujer se asimila a la materia, lo negativo, impuro etc. Aristóteles que fue discípulo de Platón y  conocedor de su visión dualista de la realidad . Platón   considera que la realidad se dividide entre mundo «sensible»  y mundo «inteligible». El mundo sensible es el que puede percibirse por los sentidos, es el mundo material, y lo material es, según Platón, impuro, defectuoso, cambiante, perecedero, mortal . El mundo «inteligible» es el mundo de las ideas, solo puede ser entendido, pero los sentidos no lo pueden percibir. El mundo de las ideas  sería  inmaterial, abstracto, permanente, perfecto, eterno. Aristóteles se inspira en esta concepción platónica de la realidad, y aplicandola a su antropología, entiende que la mujer es la materia, defectuosa en sí misma,  su biología es impura y contaminante. Es ella quien transmite el cuerpo al niño en la generación,  mientras que es el hombre, el varón quien trasmite el alma en el acto de la generación.




Diversos  mitos religiosos expresan estas ideas y las convierten en verdades indiscutibles, en dogmas, en fuente de mandamientos, de obligaciones y  prohibiciones que justifican condenas y castigos. Y cuando son asumidas por la sociedad civil, en leyes. 

Leyes que están fundamentadas en creencias que se aceptan sin crítica, tan indiscutibles parecen puesto que no somos conscientes de las teorías, convertidas ya en creencia, que las fundamentan.  Y es que, como explica Onfray en su «Tratado de ateología» , la mentalidad platónico aristotélica impregna la visión del mundo en  la que está inmersa   la cultura occidental, de modo especial la Medicina y el Derecho. Esta inmersión impide, o al menos dificulta , que nos distanciamos de ella lo suficiente como para verla objetivamente y poder ser conscientes  de los prejuicios que comporta y someterlos a crítica.

FUENTE: NURIA VARELA